¡Bienvenidos al Capítulo 9 de Curso de Estoicismo Práctico: Vivir con Serenidad en un Mundo Imperfecto!
Hasta ahora, hemos recorrido un camino transformador.
Aprendimos a aceptar la realidad para transformarla (Capítulo 1).
Reprogramamos nuestras creencias para moldear la vida que deseamos (Capítulo 2).
Fortalecimos nuestro amor propio para levantarnos más rápido (Capítulo 3).
Abrazamos el amor fati como la regla de oro para vivir con serenidad (Capítulo 4).
Dominamos el arte del enfoque para alinear nuestra vida con un propósito claro (Capítulo 5).
Transformamos obstáculos en oportunidades mediante la resiliencia y la autotransformación (Capítulo 6).
Soltamos el peso del rencor, los apegos y la culpa para encontrar libertad interior (Capítulo 7).
Y recargamos nuestra energía a través del orden, la disciplina y la armonía (Capítulo 8).
Hoy, en este nuevo capítulo, daremos un paso fundamental hacia la plenitud: aprenderemos a vivir plenamente en el presente, desentrañando el poder oculto del ahora.
Comencemos.
Eckhart Tolle no inventó el poder del ahora, solo lo resucitó.
Los verdaderos inventores del mindfulness fueron los estoicos.
Gracias a vivir inmersos en el momento presente, fueron capaces de dilucidar deslumbrantes y prácticas reflexiones sobre la naturaleza de la realidad, esta matrix en la que todos vivimos.
Hoy quiero incidir en el carácter pragmático de sus deducciones y de vivir inmersos en el ahora.
¿Por qué es tan importante? ¿Y cómo puede beneficiarte?
Te lo respondo en tres puntos.
1. Vive como si fueras a morir hoy, porque un día la profecía se cumplirá
"Cada día, por sí mismo, es suficiente para vivir bien si lo vives como si fuera el último." — Séneca, Cartas a Lucilio, Carta 101, 10.
La gente usa mal el concepto carpe diem.
Lo usan para permitirse concesiones de todo tipo, desde comerse un donut y romper la dieta hasta ser infiel a su pareja tras 30 años de matrimonio.
No los juzgo: todos nos autojustificamos para tomar las peores decisiones posibles.
Pero fue Horacio, un poeta romano, quien dijo por primera vez carpe diem en el 23 a.C.
De hecho, la frase original es: "Carpe diem, quam minimum credula postero", que se traduce como "Aprovecha el día, no confíes en el mañana".
Y la clave está en "aprovechar".
Porque para aprovechar el ahora no se necesita atragantarse con donuts ni montar orgías.
Siguiendo el espíritu pragmático estoico, se trata de usar el tiempo que dispones hoy para hacer algo provechoso.
Esto será diferente para cada persona, pero, básicamente, consiste en hacer lo que te funciona y te hace bien.
Haz eso el suficiente número de días, y tu vida cambiará (para bien) para siempre.
2. Todo cambia, nada permanece
"Solo dispones del momento presente. No lo desperdicies, pues no volverá." — Marco Aurelio, Meditaciones, Libro II, 14.
Heráclito de Éfeso (siglo VI-V a.C.) sostenía que "nadie se baña dos veces en el mismo río".
Esto significa, obviamente, que el agua de ese río fluye y nunca es la misma en un mismo tramo.
Esta idea da forma a su doctrina panta rei ("todo fluye").
Su idea principal es que "el río no es el mismo en dos momentos porque el agua fluye, y la persona que lo observa también cambia".
Es decir, nunca te bañas en la misma agua, pero tampoco eres hoy la misma persona que se bañó en el río ayer.
Esto lo vemos más claro con El Principito.
No es lo mismo leer el famoso libro de Antoine de Saint-Exupéry a los nueve años que a los cuarenta.
Y es que no eres la misma persona, ni para ti es el mismo libro.
Esto conecta con la idea de la Biblia de que "cada día tiene su afán" y que "hay un momento para todo bajo el sol": un momento para reír, otro para llorar; un momento para jugar, otro para amar, etc.
El problema es, como decía mi abuelo, "hacer lo correcto en el momento equivocado".
Porque al hacerlo, solo obtienes una cosa: dolor.
Así que mi consejo no solicitado de hoy es que aproveches el presente para hacer lo que toca, no lo que te tocaba (pasado) o lo que te tocará (futuro), ya que cada cosa tiene su momento y su lugar.
Para ello, nunca olvides esta frase de Epicteto: "No te preocupes por lo que está por venir, ni te aflijas por lo que ya pasó: ocúpate de lo que tienes en tus manos."
3. El poder oculto del ahora
"Piensa en esto: el instante presente es todo lo que tienes; más allá de él, no hay nada seguro." — Marco Aurelio, Meditaciones, Libro VII, 29.
Me gustaría enriquecer esta frase de la siguiente manera: el instante presente es todo lo que tienes, y en él está todo lo que necesitas.
Si aprendes a vivir en el presente, te darás cuenta de ello.
Ese es el verdadero poder pragmático del ahora.
Siempre digo que si un problema no tiene solución, no es un problema, sino algo con lo que tendrás que aprender a convivir.
Ergo, si algo es un problema, es porque tiene una solución accesible para ti.
Y eso significa que dicha solución no está en el pasado ni en el futuro, sino en el ahora, justo frente a ti.
Quizá en algo que tenga una utilidad diferente a la que le das normalmente.
O quizá en alguien que conoce a otra persona que te puede ofrecer aquello que necesitas.
Pero para lograr ver tu mundo con otros ojos, tienes que aquietar tu mente.
Reducir el ruido de tu entorno y las opiniones de los demás.
Solo así descubrirás aquella solución que, por estar justo frente a ti, no puedes ver.
Y para ello, lo primero que has de hacer es aceptar el momento presente tal y como viene, sin autoengañarte.
Y luego empieza a actuar.
"Acepta el ahora con firmeza, y en su simplicidad hallarás la fuerza para transformar tu destino."
Ejercicio de atención plena: Los sonidos del bosque
Para ayudarte a aquietar la mente y anclarte en el ahora, te propongo un ejercicio sencillo de atención plena inspirado en los sonidos de un bosque.
Este ejercicio te permitirá reducir el ruido mental, conectar con el presente y llevar esa serenidad al resto de tu día.
No necesitas estar en un bosque: puedes hacerlo en casa, en un parque, o incluso imaginando los sonidos.
Paso a paso:
Encuentra un lugar tranquilo. Siéntate cómodamente o, si prefieres, quédate de pie. Cierra los ojos si te sientes cómodo, o mantén la mirada suave en un punto fijo.
Respira profundamente tres veces. Inhala por la nariz contando hasta cuatro, sostén el aire un momento, y exhala lentamente por la boca. Siente cómo tu cuerpo se relaja con cada exhalación.
Conecta con los sonidos. Imagina que estás en un bosque frondoso. Escucha con atención los sonidos que te rodean, reales o imaginados: el susurro del viento entre las hojas, el canto de un pájaro, el crujir de las ramas bajo tus pies, o el murmullo de un arroyo cercano. Si estás en un entorno urbano, nota los sonidos presentes (el tráfico, voces lejanas) y acéptalos como parte de tu "bosque" en este momento.
Observa cada sonido sin juzgar. No intentes identificar de dónde viene cada sonido ni darle un significado. Simplemente déjalo llegar a ti. Si tu mente se distrae con pensamientos, regresa suavemente al sonido más cercano, como si fuera una hoja cayendo al suelo.
Siente el ahora. Mientras escuchas, date cuenta de que cada sonido es único y no volverá a repetirse exactamente igual. Como el río de Heráclito, el bosque de este instante es irrepetible. Pregúntate: ¿Qué me está enseñando este momento?
Agradece y regresa. Después de 3-5 minutos (o el tiempo que desees), respira profundamente una vez más. Agradece al momento por su claridad y simplicidad. Abre los ojos si los cerraste, y lleva esta atención plena al resto de tu día, observando cada instante con la misma curiosidad que los sonidos del bosque.
Consejo estoico: Como dice Epicteto, "Tú tienes poder sobre tu mente, no sobre los eventos externos. Date cuenta de esto, y encontrarás fuerza." Usa este ejercicio cada vez que sientas que el ruido del mundo te aleja del ahora.
Vive este día con la serenidad de un bosque en calma.
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—Malafama1981
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