¡Bienvenidos al Capítulo 7 de Curso de Estoicismo Práctico: Vivir con Serenidad en un Mundo Imperfecto!
Hasta ahora, hemos aprendido a aceptar la realidad para transformarla (Capítulo 1), a reprogramar nuestras creencias para moldear la vida que deseamos (Capítulo 2), a fortalecer nuestro amor propio para levantarnos más rápido (Capítulo 3), a abrazar el amor fati como la regla de oro para vivir con serenidad (Capítulo 4), a dominar el arte del enfoque para alinear nuestra vida con un propósito claro (Capítulo 5), y a transformar obstáculos en oportunidades mediante la resiliencia y la autotransformación (Capítulo 6). Hoy, en este nuevo capítulo, damos un paso liberador hacia la libertad interior: descubriremos cómo soltar el peso del rencor, los apegos y la culpa, usando la razón como nuestra guía estoica, para perdonar a otros y a nosotros mismos. Como dijo Epicteto, “El ser humano gravita hacia la razón”, y al seguir esa atracción natural, liberamos nuestra mente del dolor que nos ata y desbloqueamos una paz inquebrantable.
Comencemos
Es más fácil perdonar a los demás que perdonarse a uno mismo. Pero si no haces lo primero, jamás lograrás lo segundo.
Lo sé, no es fácil.
Y mucho menos justo.
Pero en la vida hay que ser prácticos.
Cada vez que recuerdas con rencor e ira lo que te hicieron, te haces daño a ti mismo. Porque eres tú quien siente la sangre hervir, no la persona que te hirió.
Y si vas un paso más allá y buscas vengarte, escucha a este perro viejo que te escribe: “La vida es un combate extraño donde, al final, uno se arrepiente más de los golpes que da que de los que recibe”.
Así que déjame compartir un truco estoico contigo.
Epicteto sostenía que “el ser humano se siente atraído irremediablemente a lo razonable”.
Por eso, voy a razonarte por qué el perdón es la clave, para que tu mente, al verlo como la única solución lógica, se sienta atraída a practicarlo y no tenga otra opción que soltar.
El poder del perdón
“Si alguien te ha hecho daño, no te dejes consumir por ello; en lugar de eso, considera que su error es humano y suelta el resentimiento. Perdonar a otros es liberarte a ti mismo.” — Marco Aurelio
El rencor es como un chicle gigante pegado a la suela de tu zapato: te impide avanzar.
La palabra “resentimiento” significa, literalmente, “volver a sentir”.
¿Por qué querrías revivir la traición o el dolor una y otra vez?
Eso es como permitir que alguien te hiera mil veces (una por cada recuerdo) en lugar de solo la vez que ocurrió.
Resentir da acidez :-)
“La ira es un ácido que daña más el recipiente que lo contiene que aquello sobre lo que se vierte”. — Séneca
Una vez presté una gran suma de dinero a un familiar.
No solo no me la devolvió, sino que se burló de mí diciendo: “No hay nada firmado, así que no puedes demostrar nada”.
Ese dinero representaba el 80 % de mis ahorros.
Me volví loco.
No dormía, sufría colitis, dolores de cabeza, ansiedad y una acidez estomacal brutal, porque los nervios siempre se me van al estómago.
Aunque suene ingenuo, hice caso a la cita de Séneca que acabas de leer y perdoné a esa persona.
¿Por qué? Porque mi cuerpo, mi estómago y mi paz mental valen más que el dinero que perdí.
Pregúntate: ¿vale tu salud el peso de tu resentimiento?
Yo creo que no.
Piensa como un estoico
“No eres herido por lo que otros hacen, sino por tu juicio sobre ello. Cambia tu perspectiva, suelta la ofensa y recupera tu libertad.” — Epicteto
En pocas palabras, es como si te dieras bofetadas a ti mismo cada vez que te frustras.
Perdonar a los demás es, en realidad, perdonarte a ti mismo; es dejar de golpearte y permitirte sanar.
En la vida puedes pagar de muchas maneras:
Paga con esfuerzo.
Paga con aprendizaje.
Paga con tiempo.
Paga con dinero.
Pero nunca, nunca, nunca pagues con tu salud física, mental y espiritual, y mucho menos por una ofensa de los demás.
Como decía Epicteto: “Solo tienes control sobre tu mente, no sobre los actos de otros. Perdona sus faltas, pues no dependen de ti, y así podrás liberarte.”
Conclusión: El secreto estoico para soltar
El secreto estoico para dejar ir radica en entender que, al resentir, no obtienes justicia, sino que te dañas a ti mismo.
Es interiorizar que, cuando no perdonas a los demás, te haces daño físico, emocional y espiritual, aunque sea injusto (el agua moja, y esto es así, aunque no nos guste).
Ese daño autoinfligido te hiere tanto que terminas resentido contigo mismo, incapaz de perdonarte.
Todo esto, por algo que hizo otra persona, alguien a quien no puedes controlar porque no estas en su mente.
¿Merece la pena?
Yo creo que no.
Así que guarda este artículo en tu corazón y recuérdalo cada vez que alguien te ofenda. Lo más práctico y mejor para ti es perdonar rápido y dejar ir.
Ejercicio: Soltar para Sanar - El Poder del Perdón Estoico (al final del audio)
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Un abrazo virtual,
—Malafama1981
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